sábado, 11 de abril de 2020

LA DIMENSIÓN URBANA EN LA PROVINCIA DE MANABI FRENTE AL CORONAVIRUS COVID-19


Arq. Karla Barcia Ruiz
baruconsourcing@gmail.com



COVID-19, enfermedad causada por el SARS-CoV-2, cruzó por primera vez la división animal-humano de un mercado en Wuhan, una de las ciudades chinas más grandes y con un importante nodo de transporte con conexiones (periurbanas y rurales a urbanas) nacionales e internacionales.
Analicemos la relación entre pandemia y ciudad para comprender los desafíos urbanos que nos plantea.

Urbanistas y profesionales de la salud se refieren a la pandemia como un tema que no es nuevo. El riesgo de muerte del COVID-19 es menor al ébola, cuya tasa de mortalidad es del 60%, o SARS y MERS al 30%. Sin embargo, la forma de transmisión del COVID-19 es mayor y detenerla es el gran desafío a nivel mundial.

Las pandemias son problemas provocados por la gestión y planificación del territorio.
Las ciudades proporcionan a los virus todo lo que necesitan para reproducirse: densidad de población y altos flujos de movilidad, que se traducen en una amplia forma de transmisión. Si se suma la conectividad global estamos ante una enfermedad en red (networked disease).

La dimensión urbana de la provincia de Manabí frente al covid-19 plantea importantes desafíos relacionados a la densidad poblacional, gobernanza, salud, planificación, movilidad, inclusión, medio ambiente, participación ciudadana y economía.

La cartografía presentada, permite comprender la densidad poblacional de Manabí. Los puntos más representativos indican mayor cantidad de población aglomerada por km2. Por lo tanto, los cantones que tienen puntos más representativos, como: Portoviejo, Manta, Jaramijo, Sucre, Tosagua, Chone, El Carmen, Jipijapa y Rocafuerte, son aquellos que contienen mayor concentración de habitantes y deben prestar mayor atención a las recomendaciones de prevención para evitar la transmisión del virus. Estas recomendaciones son: el aseo, a través del lavado de manos y el aislamiento social.
La relación entre la dimensión urbana de la provincia, el crecimiento poblacional, la concentración de habitantes por cantón y el coronavirus, sugiere repensar la forma de administrar la densidad poblacional para mejorar la capacidad de reacción de la provincia manabita, a próximas pandemias y sucesos del cambio climático.

Comparto posibles alternativas que pueden implementarse a los planes locales, después de superar la pandemia:

  • Planificar el territorio desde la perspectiva de las enfermedades infecciosas.
  • Gestionar de forma ordenada y planificada la expansión del territorio.
  • Mejorar la accesibilidad de los servicios básicos y de conectividad.
  • Promover formas de transporte activo e infraestructura seguras, como caminar e ir en bicicleta al trabajo o a los centros educativos. Proporcionar suficientes espacios públicos seguros (parques, vías peatonales y otros espacios al aire libre) donde las personas puedan recrearse sin riesgo de contagio.
  • Mejorar la eficiencia del transporte público. Establecer políticas de control en cuanto a la capacidad de usuarios mínima y máxima en cada una de las unidades de transporte, para evitar aglomeraciones.
  • Descentralizar los servicios esenciales y competencias administrativas. 
  • Establecer políticas locales e infraestructuras para combatir los flujos globales del turismo.
  • La planificación de recursos hospitalarios no debe medirse por el número de camas hospitalarias, sino en la capacidad de ofrecer procesos que optimicen los servicios de salud. 
  • Educación, en cuanto a prevención de enfermedades y manejo de la información.
  • Cambiar hábitos de saludo y estilos de vida a través de iniciativas ciudadanas.
  • El sector de la construcción constituye un sector estratégico que, históricamente, ha contribuido a motorizar la economía en los momentos de crisis, tanto por su capacidad de generar trabajo como por la dinámica de inversiones. Posiblemente, vuelva a cumplir un rol central y será necesario definir obras prioritarias. Establecer normas de construcción que planteen a las grandes inmobiliarias el uso de tecnologías no contaminantes, arquitectura inteligente, uso de techos y paredes verdes, replantear el diseño de los espacios, revisar qué tenemos y cómo podemos generar cambios a nuestra ciudad y provincia para mejorar la calidad de vida urbana y rural. Este es también un interesante desafío para la academia, arquitectos y planificadores.


¿En el futuro quienes deben intervenir en el diseño de las ciudades?
En el futuro, el diseño de nuestras ciudades requerirá un enfoque interdisciplinario que incluya geógrafos, científicos de salud pública, sociólogos, expertos en gestión y administración pública, entre otros; para desarrollar posibles soluciones de prevención a futuros brotes de enfermedades.

La infraestructura digital podría ser el saneamiento de nuestro tiempo. Es posible encontrar en las redes digitales, proyectos auto-organizados, como: plataformas de recolección de datos, gestión de conocimiento, redes de apoyo vecinal, y prácticas de solidaridad urbanas.
Implementar en los cantones manabitas, un urbanismo de calidad y responsable con el medio ambiente, puede ser un auténtico revitalizador social y ecológico, además de promover el crecimiento económico.
Los ciudadanos deben ser conscientes y responsables para adoptar una actitud de respeto, compromiso y cuidado a la salud de las ciudades.
El crecimiento poblacional y el desarrollo deben justificarse sobre análisis socio-económicos rigurosos. La dimensión urbana de la provincia de Manabí frente al covid-19, sugiere construir ciudades saludables, inclusivas y productivas. Es momento de olvidar las propuestas estrellas de grandes infraestructuras y crecimientos, que solo fomentan un falso desarrollo.
Vencer al coronavirus es posible, si nos cuidamos y trabajamos juntos. 


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